*El olor del grano recién molido que se impregna en el área donde se encuentran los sombreros de mimbre, llama la atención de los amantes de la infusión que detiene su ajetreado andar por el mercado del puerto de Veracruz
Inés Tabal G.
Veracruz, Ver.- Los pasillos de frutas, verduras, carnes y hierbas medicinales del Mercado Hidalgo de puerto de Veracruz, guardan celosamente un pequeño local de café que casi pasa desapercibido para los clientes que cada mañana van a ese lugar a comprar su mandado del día.
El olor a café recién molido que se impregna en el área donde se encuentran los sombreros de mimbre, llama la atención de los amantes de esta infusión que detiene su ajetreado andar por el mercado.
La cafetería “Pedacito de Coatepec” es atendida por Josefina, una mujer de 76 años de edad que ha puesto su dedicación y empeño por mantener en pie el pequeño local de nomas de tres metros de largo por dos de ancho y que es adornado por cientos de bolsas de café de grano que esperan ser compradas.
Con el trato amable y cálido que ofrece Josefina, logra cautivar a sus clientes, pero la cereza del pastel es la muestra gratis que da de su producto y que encanta las papilas gustativas de las personas que se sorprenden de encontrar un negocio como este dentro del mercado.
“Aquí, en el mercado somos relativamente nuevos, hace ocho años pusimos el local. Nosotros teníamos nuestro restaurante en Minatitlán, pero cerramos por la violencia. Entonces, se nos quedaron los aparatos y para que no se echaran a perder decidimos poner este localito”, cuenta Josefina con voz dulce.
En el 2015, Josefina y su hijo decidieron retomar el proyecto de la cafetería, esta vez en un espacio más pequeño y dentro del Mercado Hidalgo. Consiguieron a un productor que les vende café que se siembra y cosecha en el municipio de Coatepec, conocido también como “La Capital del Café”.
Del restaurante de Minatitlán conservaron unos pocos electrodomésticos; uno de ellos fue una cafetera alemana color roja que se encarga de preparar la crema del café. Josefina explica que el grano lo compran molido y entero, este último lo tritura en su viejo molino.
Una vez obtenido el polvo, lo coloca en el depósito de la cafetera, la máquina lo aplasta hasta que logra sacar ese líquido espeso color marrón que puede ser utilizado para preparar infinidades de combinaciones como, por ejemplo, lechero, americano, con rompope, capuchino y, próximamente, licor de café.
“Tratamos de traer la mejor calidad de leche. Ya esto (la crema de café) se prepara en el vaso y se llena la porción para que alcance y salga un café bien consistente, se le pone la leche espumosa, lo que la gente le gusta saborear”, explica Josefina, al mismo tiempo que el olor se impregna en tu nariz.
Todo este procedimiento les explica a sus clientes, quienes se detienen a escuchar y contar sus anécdotas con el café. Tiempo después vuelven por más bolsas para llevar a sus casas y degustar con su familia.